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Los peligros de Internet en menores y las soluciones para desengancharlos de las redes sociales.

  • Rosa M. Feases
  • 25 ene
  • 5 Min. de lectura

Artículo


Rosa M. Feases




Vivimos en una era digital donde las redes sociales son una parte fundamental de la vida cotidiana de millones de personas, incluyendo a niños y adolescentes. Aunque Internet ofrece una multitud de ventajas, como el acceso a la información y la posibilidad de mantenerse conectados con amigos y familiares, también conlleva peligros que no deben ser subestimados, especialmente cuando se trata de menores.


El uso excesivo de las redes sociales por parte de los más jóvenes está dejando una huella profunda en su desarrollo emocional, psicológico y social. Los efectos nocivos de la sobreexposición a estas plataformas se están volviendo cada vez más evidentes: baja autoestima, trastornos de ansiedad, aislamiento social, entre otros. Es imprescindible que tomemos conciencia de estos riesgos y exploremos soluciones efectivas para ayudar a los menores a desconectarse de manera saludable.


El Desengaño Digital: La Distorsión de la Realidad.


Uno de los mayores problemas que enfrentan los menores en Internet es la distorsión de la realidad que ofrecen las redes sociales. Plataformas como Instagram, TikTok o Snapchat permiten a los usuarios crear versiones idealizadas de sí mismos, lo que genera una presión constante para encajar en estándares de belleza, éxito y felicidad que, en la mayoría de los casos, son irreales. Los menores, en su etapa de desarrollo y autodefinición, son particularmente vulnerables a esta manipulación de la realidad.

La consecuencia directa de esta distorsión es la baja autoestima. Un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania en 2018 encontró que el uso constante de las redes sociales está relacionado con mayores niveles de depresión y ansiedad en los adolescentes. Los menores tienden a comparar sus vidas con las de otros, sintiendo que no cumplen con los mismos ideales. Esto puede llevar a un sentimiento de frustración y a la percepción de que no están a la altura.


La Adicción a las Redes Sociales: Un Comportamiento en Expansión.


Otro de los riesgos de Internet en menores es la adicción a las redes sociales. Con la aparición de algoritmos diseñados para mantener a los usuarios enganchados, es fácil que los adolescentes caigan en un ciclo interminable de desplazamiento por sus feeds, buscando la siguiente notificación, el siguiente “me gusta” que les brinde una sensación momentánea de satisfacción. Esto no solo les resta tiempo que podrían dedicar a actividades más productivas o saludables, sino que afecta su capacidad de concentración, la calidad del sueño y, en muchos casos, su rendimiento académico.


Según la psicóloga infantil y experta en tecnología, Teresa Ochoa, “la dopamina que se libera al recibir una notificación actúa como un refuerzo positivo, creando una adicción similar a la de una droga”. Este fenómeno es particularmente alarmante porque los adolescentes aún no tienen la madurez emocional para manejar el impacto que el uso excesivo de las redes sociales puede tener en su bienestar mental.


Los Riesgos de la Exposición en Línea: Privacidad y Seguridad


Más allá de los aspectos emocionales y psicológicos, el uso de Internet también expone a los menores a riesgos reales en términos de privacidad y seguridad. Los niños y adolescentes, al estar en busca de conexión y validación, a menudo comparten más información de la que deberían, sin ser conscientes de los peligros que esto conlleva. A lo largo de los últimos años, los casos de ciberacoso, fraude y contactos inapropiados con extraños en línea han aumentado exponencialmente.


La falta de experiencia de los menores para identificar situaciones peligrosas los hace aún más vulnerables. La depredación en línea, el sexting y el grooming son solo algunas de las amenazas que acechan a los adolescentes en las plataformas digitales. A pesar de los esfuerzos por parte de las redes sociales para implementar medidas de seguridad, muchos menores continúan sin comprender completamente los riesgos a los que están expuestos.


¿Cómo Desenganchar a los Menores de las Redes Sociales?


Ante este panorama preocupante, surge la pregunta: ¿cómo podemos ayudar a los menores a desengancharse de las redes sociales sin recurrir a métodos drásticos o punitivos? La clave está en educar y fomentar un uso responsable y equilibrado de la tecnología. A continuación, algunas soluciones que podrían ayudar a los jóvenes a recuperar el control sobre su tiempo y bienestar:


1. Establecer límites de Tiempo: Una de las primeras medidas que los padres pueden tomar es establecer límites de tiempo para el uso de las redes sociales. La American Academy of Pediatrics sugiere que los adolescentes no deben pasar más de dos horas al día frente a pantallas recreativas. Las aplicaciones que limitan el tiempo de uso o las configuraciones de “bienestar digital” en los dispositivos pueden ser herramientas útiles.


2. Fomentar Actividades Alternativas: Es crucial que los menores encuentren actividades fuera de Internet que les resulten atractivas y satisfactorias. Fomentar el deporte, la lectura, la música o cualquier otra actividad creativa no solo les ayuda a desconectar, sino que también contribuye a su desarrollo integral. Estas actividades les ofrecen una satisfacción más duradera que la inmediatez de los “me gusta” y las notificaciones.


3. Fomentar el Diálogo Abierto: Los padres y educadores deben mantener un diálogo abierto con los menores sobre los riesgos y beneficios de las redes sociales. Es importante que los jóvenes se sientan cómodos compartiendo sus experiencias en línea, incluyendo cualquier problema o inquietud que puedan tener. La educación sobre privacidad, seguridad y el impacto emocional de las redes sociales debe ser parte integral del proceso de acompañamiento.


4. Crear Espacios para la Desconexión: En el hogar, es fundamental establecer espacios y momentos donde las pantallas no estén presentes. Por ejemplo, durante las comidas o antes de dormir, se puede promover la desconexión digital. Establecer una rutina familiar que no dependa de las redes sociales favorece la interacción cara a cara, fomentando relaciones más profundas y significativas.


5. Apoyo Profesional en Casos de Adicción: En casos más graves de adicción a las redes sociales, donde los menores no logran controlar su uso por sí mismos, es recomendable buscar la ayuda de un profesional. Psicólogos y terapeutas especializados en el uso de la tecnología pueden ofrecer estrategias personalizadas para ayudar a los jóvenes a reducir su dependencia de las redes sociales y gestionar mejor su bienestar digital.


Conclusión: Un Futuro con Tecnología y Conexión Real


Internet y las redes sociales han transformado nuestras vidas de manera irreversible. Sin embargo, esto no significa que debamos permitir que estas plataformas gobiernen las vidas de nuestros menores. Es fundamental enseñarles a usarlas de manera responsable, proporcionándoles las herramientas necesarias para que puedan disfrutar de los beneficios de la tecnología sin caer en sus trampas.


Al final, el objetivo no es eliminar las redes sociales, sino promover un equilibrio saludable entre la vida digital y la vida real. Solo así podremos garantizar que los menores crezcan en un entorno que fomente su bienestar, su creatividad y, sobre todo, su capacidad para conectar con el mundo de manera auténtica y significativa.

 
 
 

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